sábado, 30 de noviembre de 2013

Una noche plena

Escuchaba la lluvia resbalar por mi ventana, por un instante cerré los ojos y la imagine fría y violenta deslizándose por mi piel. Mi corazón encolerizado sacudía mi pecho, todos los frágiles recuerdos caían como dinamita acribillando mi cabeza, no me resistía a pensar en algo diferente a el,  no se alejaba de mi su estúpida y perfecta sonrisa, sus profundos e insondables ojos que para cualquiera parecían inexpresivos, pero a mi, solían decirme todo lo que el callaba.
Me estremecí recordando su suave aroma, sus manos tibias sujetando las mías, el mágico y perdido destello en sus pupilas.
Me hundí en la almohada y me arrebuje bajo las cálidas mantas que había tenido desde niña, cerré los ojos e intenté relajarme un poco, al cabo de un rato me sentía entre dormida, hasta que un golpe seco me hizo poner sobre los muslos.
Abrió la ventana y entro con facilidad, puso un dedo sobre la comisura de sus labios y cerró la ventana con suavidad.
 Creo que te has cargado la persiana— Dije haciendo con las yemas de mis dedos pequeños círculos sobre la sien. 
—¡ Eh ! Ten calma— Dijo a manera vigorizante.— Verás como la arreglaré mañana.

—Claro cuándo entres por la entrada principal y saludes a mis padres— Le espeté.

—Caramba pero eres histérica— Dijo entre entre dientes, ocultando una sonrisa— Aún así dime ¿No 
deseabas verme?

—Supongo—Mascullé sumergiéndome en las sábanas frías

Me dí la vuelta y me puse sobre el costado izquierdo, se sentó sobre la cama y no tardó en incorporarse en ella, me giré y me puse sobre su pecho, me rodeó con sus brazos y me besó, supe que podría parar de fantasear y dormir en paz, en una noche plena.

—Sabes, tengo todo lo que quisiera tener justo ahora. 




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